viernes, 10 de abril de 2020

Previo a todo

Sin pretenderlo me convertí en reportera de la semana previa a todo


Sin quererlo vi mi ciudad preferida de una forma extraña


Queriéndola como la quiero contemplé que su habitual cansancio 


por horas de viajes en tren, en metro de los que la disfrutan y soportan a diario


se había transformado en caras expectantes ante lo que oían en las noticias


ante el futuro incierto que les aguardaba


El 8 de marzo de 2020 subí al cercanías para enlazar con el tren que me devolvería a mi pequeña ciudad de provincias.


Vi gente entusiasmada por acudir a una reunión que llenaría las calles de mujeres y de hombres 


que bajo un uniforme morado seguían reivindicando el papel de la mujer en el Mundo, 



porque queda mucho por hacer.


Mi tren salía a las 2 de la tarde, no tenía tiempo de acudir



pero algo en mi interior me decía que no fuera


y no era el miedo al contagio, porque en aquellos días 


todavía no había consciencia de la que se nos vendría encima


mi escepticismo era que lejos de ser una manifestación de apoyo a la mujer


tenía tintes manipuladoramente políticos que hacía que no me apeteciera ir,


a una demostración que debería ser libre, sin connotaciones de ningún color.


Después de aquello las calles de Madrid y de toda España se vaciaron, se llenaron de silencio


y de aquello hace más de un mes aunque parece que han pasado siglos

lunes, 6 de abril de 2020

Baile de colores


Tímidas aparecen en oronda figura


Como orondos los bebes en el el útero materno


Con sensual baile abandonan las capas que las envuelven


Y perfectamente maquilladas


Nos regalan sus colores


Sus sombras, su carmín


El brillo de unos jugosos e insinuantes pétalos


Y comienza un baile real de vestidos de gala











lunes, 30 de marzo de 2020

Aires de La Mancha

El destino quiso que esta bella tierra manchega me acogiera en la primera parte de mi vida.


Su eco llega a cualquier rincón del mundo porque nuestro insigne Cervantes se encargó de hacerla inmortal con sus divertidas historias sobre un valeroso caballero cuyo nombre no recuerdo en estos momentos.



La segunda parte de mi vida transcurre por las bellas tierras cántabras, y aunque sea un privilegio , no puedo evitar el escalofrío que me recorre al alcanzar los primeros pueblos manchegos en mi viaje.



Mi coche avanza y observo llanuras inmensas , arrugadas apenas en tímidos pliegues en los que anidan las sorpresas más peregrinas.




Recojo con orgullo imágenes que resultan del capricho de mi pie derecho que pisa el freno y me deja en la ladera de un monte amurallado testigo de historias reales e imaginadas.




Desarmada ante la vista, desempolvo mi vieja máquina y comienzo a pasear, a ascender hasta alcanzar los vigías, testigos vivos de realidad y ficción, gigantes que dan identidad a un Pueblo trabajador a lo largo del Tiempo.



Noto la plenitud de la máquina que no quiere que aquello acabe, tengo que agarrarla fuerte para sacarla de allí y continuar viaje.



Ella ha recogido mi esencia, la de una manchega que nunca dejará de serlo.