Cuando no apreciamos la belleza

De vez en cuando debemos preguntarnos por qué apreciamos menos la belleza de lo habitual que la belleza de lo desconocido.

Por qué valoramos y deseamos más lo que no tenemos, y nos olvidamos de lo que consideramos nuestro.

Estas fotos demuestran que, tras años de contemplación de este mismo paisaje, todavía se puede apreciar un encanto que se destila al mirar...

Cielos Manchegos

Cielos azules, limpios, día tras día el pastor cuida su rebaño. Un transcurrir del tiempo infinito.

No es Africa, es Daimiel

Viñas en invierno

Hay días que unas manchas blancas decoran la invariable bóveda azul , parecen venidas de otras tierras, tierras más al norte en donde forman parte del paisaje habitual. 

 Ovejas en prados Cántabros

En la Mancha con mayúsculas, las nubes son bienvenidas, se les da una buena acogida, siempre que no se instalen de forma permanente...

Una Manchega en Cantabria

Qué difícil es acostumbrarse a la lluvia constante.

Molinos en Puerto Lápice (Ciudad Real)

En verano se añoran esos cielos azules de mi querida Mancha.

Contrastes de color Tresviso

A pesar de la belleza de los paisajes del norte hay veces que el verde y todas sus tonalidades llega a saturar y hay que huir a la planicie para ver el contraste de colores que se observa, sobre todo en primavera.

Contrastes de color en campos manchegos

En la Mancha hay que aprovechar pequeños riscos que existen para divisar el esplendor del paisaje y en esos parajes a veces encontramos vestigios de otras épocas en las que Cervantes imaginó las aventuras de nuestro amigo don Quijote, los molinos de viento que sobreviven al paso de los años y nos cuentan historias que vienen a completar la belleza que contemplamos.