No dejes que el exceso de información de la que disponemos
en nuestros días alimente tu odio hacia los contrarios a tus ideas.
Un día tan triste como el de hoy, dos días después del
“Referéndum” en Cataluña, Facebook me recuerda una foto del monumento a las
víctimas del Holocausto Nazi en Berlín que visité hace un año.
Ninguna imagen puede ser más representativa de la esperanza
en la Humanidad que esta, un niño corretea entre los bloques de hormigón, con
su inocente sonrisa, sin advertir el significado de esos pasillos, de esos bloques que nos ponen los pelos de punta cuando ahondamos en su historia, en nuestra espeluznante historia.
La sonrisa de un niño, eso nos queda frente a la barbarie,
odio e incomprensión de estos últimos días.
Ahora nos toca el problema Catalán, sin perder de vista el
del terrorismo, o el del avance de las extremas derechas en Europa o
del exceso de armas en Estados Unidos…
Las redes sociales son muy beneficiosas para que, si
queremos, tengamos una visión global de la situación, pero tenemos que ser lo
suficientemente objetivos e inteligentes para valorar tanto las de un bando como las
de otro.
No podemos anclarnos en nuestra forma de pensar y utilizar
cada información que recibimos y leemos para alimentar nuestro odio. Tenemos que tender a establecer puentes de comunicación.
Lanzo una llamada a la sensatez, no alimentemos nuestro
odio a medida que vamos recibiendo noticias.
La violencia engendra violencia, no es una
solución y no solo se ejerce con las armas sino con las semillas
de odio que se han ido esparciendo por toda la sociedad, sobre todo por parte
de la clase política.
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